El rosario es una oración contemplativa de súplica y alabanza al mismo tiempo. Se inicia invocando a la Santísima Trinidad para sumergirnos, posteriormente, en los misterios de la Revelación.
Las plegarias que forman el rosario, observa Lucía, son todas oraciones bíblicas, enseñadas o inspiradas por el propio Jesús:
- El Gloria lo cantaron los ángeles cuando nació Jesucristo.
- El Padrenuestro nos lo enseñó el propio Jesús.
- El Ave María es el saludo que el ángel Gabriel le dirigió a Nuestra Señora cuando le anunció la Encarnación.
- Y luego pasamos a saludarla con las palabras que le dijo Santa Isabel, su prima: Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre (Lc 1, 42).
Pablo VI en “Marialis Cultus” dice “que el rosario es un vástago germinado sobre el tronco secular de la liturgia”.
Benedicto XVI afirma que “no se contrapone a la meditación de la Palabra, ni a la oración litúrgica, más aún, constituye un complemento natural e ideal, especialmente como preparación para la celebración eucarística y como acción de gracias”. Y sigue diciendo: “Al Cristo que encontramos en el Evangelio y en el sacramento lo encontramos con María en los diversos momentos de su vida gracias a los misterios. Así en la escuela de la madre aprendemos a configurarnos con su divino Hijo y a anunciarlo con nuestra vida. Si la Eucaristía es para el cristiano el centro de la jornada, el Rosario contribuye de modo privilegiado a dilatar la comunión con Cristo, y enseña a vivir teniendo la mirada fija en Él, para irradiar su amor misericordioso”.
Lucia pidió al Papa Juan Pablo II la proclamación del Rosario como oración litúrgica, aunque los criterios para establecer el carácter litúrgico de una plegaria eran otros que los de una plegaria de devoción. No obstante, Juan Pablo II para darle la importancia que tenía, escribió una bellísima carta Apostólica dedicada al Rosario: “Rosarium Virginis Mariae” dando lugar al movimiento rosariano. Para fomentar esta proyección eclesial del Santo Rosario, la Iglesia lo enriqueció con indulgencias para quien lo recita con las debidas disposiciones (comunión, confesión y rezar por las intenciones del Papa), y ploclamó el Año del Rosario (2002) añadiendo los misterios luminosos. Algo que agradó mucho a Lucía.
¿Cómo ganar las indulgencias con el Santo Rosario?
La concesión de la indulgencia plenaria es con el rezo de cinco misterios si la recitación se hace en la iglesia o en un oratorio público, o también en familia, en una Comunidad religiosa, en una pía Asociación con las siguientes condiciones:
- Debe rezarse en forma continua (los cinco misterios seguidos).
- Hay que añadir a la recitación vocal la meditación de los Misterios, es decir, no vale la mera recitación, hay que meditar a la vez que se rezan las Ave Marías.
- En la recitación pública, los misterios deben ser enunciados según la costumbre aprobada y vigente en el lugar.
- En cambio, en la recitación privada es suficiente que el fiel agregue a la oración vocal la meditación de los misterios.
Se concede en cambio, la indulgencia parcial en otras circunstancias.
Para terminar quedémonos con las palabras de Lucía, la vidente de Fátima: “el rosario es la oración más bella que el cielo nos ha enseñado y la que nos encamina hacia un mayor conocimiento de Dios y de su obra redentora en Cristo”¡Rememos mar adentro!